Hace 8 años lancé APP LUNAR, una aplicación nativa para teléfonos móviles de seguimiento y educación sobre el ciclo menstrual. Crear la app implicó toneladas de aprendizajes para quien les escribe 👋 Ania: partí de una formación en Ciencias de la Comunicación con mucho trabajo sobre educación digital, pero no sabía nada de "ciclo de vida del software" ni de emprendedurismo. El hacer, y el tener buenos compañeros de equipo me permitieron aprender DE TODO, y a los pocos años estaba casi cómoda llevando adelante la aplicación, con una comunidad de usuarixs que amaba algunas cosas y se quejaba de otras, manejando datos, policies, re-diseños, errores y actualizaciones.
Dos veces en estos años sentí que, de un momento al otro, el proyecto se evaporaba de Internet. La primera vez, cuando una política de contenido difusa de Google nos calificó como "contenido sexual inapropiado" y bajó la aplicación del Store. Ahí entendí que la ¿mitad? del capital social del proyecto estaba apoyado en las maravillosas, elocuentes y felices reseñas de usuarixs. Reseñas de usuarixs. En PlayStore. Siendo propiedad de PlayStore. Eliminadas cuando algo no les gustó. "¿Esa app LUNAR, está buena?" "Ni idea, no tiene ni una sola reseña en Internet."
La segunda vez, sí se trató de un error, en apariencias más simple: me olvidé de pagar el hosting y Hostinger nos eliminó el sitio web de LUNAR. Alguien diría: un error simple, una solución simple, ¿no se supone que un equipo que mantiene "cosa digital gigante" puede levantar una página web? La verdad es que somos un equipo muy pequeño y artesanal, y la página web está dentro de mis responsabilidades, junto con las redes sociales y la comunicación, pero era casi 30 de diciembre y estaba cansada, jefe. Llegó una notificación de pago pendiente al mail y yo la omití: unos días de brainrot más tarde y el host ya había borrado absolutamente todo el contenido de la landing de LUNAR, backups incluidos. Y lo de la vergüenza es que me quedé semanas pensando que había tirado a la basura una página web entera, hermosa ella, diseñada y maquetada al detalle, más un blog larguísimo con mucha información interesante, por no hacer un clic a tiempo donde decía "PAGAR". Me dio tanta vergüenza y pensé que era tan irreparable que no le pedí ayuda a nadie por 6 meses. Andaba la app, andaban las redes sociales, teníamos presencia en AppStore y GooglePlay, andaban los mails: ya habrá tiempo para arreglar este lío que hice.
Lo útil para mí y para quienes lean es enterarse que, aunque es muy común perder una página web, también hay equipos que trabajan en recuperarlas de los agujeros negros digitales. No hace falta ponerse a construir todo de nuevo o darlo por evaporado, hasta haber probado un par de estrategias de recupero. En nuestro caso, ni siquiera teníamos un backup descargado en alguna computadora local (!!), pero la página sí había sido capturada por el gran proyecto de archivado de Internet, la Wayback Machine, y de ahí se pudo sacar la información para reconstituir el sitio. El trabajo lo hicieron dos programadores de LUNAR que también trabajan en Sutty, cooperativa tecnológica argentina, donde pueden ayudarte con tus sitios web, ya sea que se hayan perdido o que quieras migrar a formatos que requieran menor mantenimiento y sean más resilientes (a.k.a que no te los pueda borrar una entidad en 7 días sin respaldo alguno).
Lo otro que me parece útil decir es que se puede aprender sobre tecnología y no estar a ciegas cada vez que queremos poner algo en Internet. Para eso hay que elegir proveedores o desarrolladores que crean en la educación popular y te compartan cómo funciona lo que van a desarrollar y qué otras opciones existen. O meterse en comunidades donde está bien visto hacer una pregunta si rompiste algo, te van a querer explicar y ayudar a tomar decisiones informadas. Hay muchos servicios rapiditos donde ponés la tarjeta de crédito y obtenés tu artefacto digital, y agencias de software que te hacen el desarrollo, pero se siente como comprar una caja negra, de la que dependés pero no entendés nada, cada vez que falla algo o querés sumarle algo. Y tener cierto grado de autonomía y de alfabetización digital es lindo, es importante, es posible… ¡y desvergonzante!. Así que consideren para eso trabajar con cooperativas de tecnología como Sutty, proveedores que usen software libre, y/o acercarse a comunidades de aprendizaje y activismo como el PIP, el Club del Software Libre, Clementina, entre tantos otros (cuéntennos si conocen y recomiendan otros espacios)
El sitio de Lunar está online y bien cuidado aquí. Y de hecho, durante enero 2025 Sutty y otra cooperativa de tecnología hicieron una Convocatoria de Resiliencia digital donde becan la recuperación de sitios de organizaciones y/o activistas en DDHH, usando la Web Distribuida. Recorran la iniciativa, ¡y en una de ésas se enteran de algo nuevo acerca de Internet!